La música para el maestro de preescolar se debe de “vivir”, a fin de que
se convierta en un elemento imprescindible en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. De tal modo, el maestro de preescolar debe ser creativo
y buscar maneras de incluir la música como una disciplina combinada con las
distintas áreas de trabajo de sus alumnos.
Guerrero Sandoval afirma que: la música, conjuntamente con la
rítmica y las artes plásticas y dramáticas ocupa un lugar primordial en la
educación armoniosa de la infancia y constituye no sólo un importante factor de
desarrollo sino también un medio para calmar las tensiones, lograr equilibrio y
controlar el exceso de energía en los niños.El mismo autor explica que el
niño en edad preescolar necesita satisfacer su necesidad de adaptación a través
del juego. Esta necesidad de adaptación es la que provoca su constante
curiosidad y deseo de moverse. La música, entonces, juega un papel primordial,
pues le ofrece al niño este canal de desahogo donde jugar se convierte en
experiencia de adaptación y aprendizaje a través de los sentidos (en este caso,
el auditivo). Por ello, Guerrero Sandoval no solamente insiste en la
importancia de la música sino de todas las artes para que los niños alcancen
una formación integral. Justamente, el hecho de poder explorar el entorno a
través de los sentidos, creará en ellos la confianza necesaria para alcanzar no
sólo el éxito en la escuela sino también en la vida.
Hemsy señala que la música “es un lenguaje y, como tal, puede
expresar impresiones, sentimientos, estados de ánimo”, y Porcher la considera
una “fuente inagotable de estímulos, equilibrio y dicha para la personalidad
del niño”
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